Algunos aspectos del mundo actual

La contemporaneidad o posmodernidad se caracteriza ontológicamente por la ruptura de la historia y con ella la ruptura de la realidad misma, la desrealización, la sustitución de la realidad por la ficción. El mundo actual se caracteriza por la globalización: el transporte de mercancías, el transporte de personas y las telecomunicaciones (ficción mediática), han puesto en confluencia todas las culturas del mundo, bien es cierto que imperando la occidental; con ello se ha globalizado, se ha extendido, una mezcla de culturas que está fragmentando las relaciones sociales y fomentando el individualismo; el individuo, ante esta fragmentación caleidoscópica, ofrecida como en un supermercado, se construye su propia identidad, pero se trata de un nuevo tipo de identidad, una identidad proteica, en cambio continuo.
El cambio continuo es otra de las principales características del mundo posmoderno y la flexibilidad es una condición de los nuevos sujetos para resistir en él. Con esto las antiguas identidades (culturales, de clase) se han perdido. Pero no sólo eso, este cambio continuo en las relaciones sociales produce el desprendimiento de la temporalidad, la ruptura de la historia. Es asi que nos instalamos en un presente continuo, sin pasado ni futuro que conlleva una desrealización. El cambio constante en las relaciones personales supone que estas son frágiles, débiles, inconsistentes, con el consecuente distanciamiento de los problemas y conflictos, que consiste en tomar la vida como un objeto de ficción, como un espectáculo; al fin y al cabo el cambio constante es parecido a la vida en la pantalla.
Los medios de comunicación, telecomunicaciones o ficción mediática, además de crear estilo, aterrorizar y encubrir, son un factor de entretenimiento, a través del cual se fomenta el individualismo, la mezcla, la fragmentación histórico-cultural y la idea de vida como objeto de ficción.
Además, esta diversión produce una aparente felicidad, la felicidad del niño que se contenta con poco: esto constituye a la posmodernidad en una época pueril, banal y anti-trágica. Este tipo de "felicidad" es asimismo producido por la ausencia de dolor que causa la distancia respecto de la propia vida. Esa felicidad es causada por otra de las funciones que posee la ficción mediática, la creación de estilo, por medio de esos productos, etiquetados con su marca, se nos vende un modo de ser ofreciendo nuevas experiencias y, de esta forma dan pie a configurar un nuevo tipo de persona.