Vivimos dentro de un capitalismo de ficción que tiene como objetivo la producción de realidad, una "segunda realidad" basada en la distracción, en la felicidad, en la imagen: Nada es lo que parece...El capitalismo de ficción, que se despliega para fascinarnos, mimarnos, engatusarnos y ofrecernos el mundo como un espectáculo, se encarga de las sensaciones y del bienestar en él.